En el mes de enero del año 1927 y con la elección del Marqués de Boil como Hermano Mayor de la corporación, se inicia una nueva etapa que se prolongaría hasta los últimos meses del año 1942.
Una de las primeras medidas que como Hermano Mayor adopta el Marqués de Boil, es dotar a la hermandad de unas nuevas Reglas, las cuales, además de establecer los fines de la corporación y los actos de culto que debía desarrollar, incluían novedosos preceptos que regulaban, la estructura organizativa, los derechos y obligaciones de los miembros que la integraban, así como, el destino de los bienes en caso de disolución. Las citadas Reglas entraron el vigor el día 30 de agosto de 1928, al ser aprobadas por el Vicario General de la Diócesis de Córdoba, Dr. D. Rafael García.
Una vez organizado el plano normativo, el interés de la Junta de Gobierno se centra en dar un mayor realce, tanto a los cultos que se dedicaban a los Sagrados Titulares, como a la estación de penitencia que el Viernes Santo realizaba la cofradía formando parte de la procesión oficial del Santo Entierro.
El primero de dichos objetivos se alcanzó al conceder el Prelado de la Diócesis de Córdoba, indulgencias, en la forma acostumbrada, a favor de los fieles y devotos que asistieran a la celebración del quinario en honor del Santísimo Cristo de la Expiración.
Asimismo, el Obispo de Córdoba otorgó a la corporación una curiosa prerrogativa, cual era, que todos los viernes del año, a las tres de la tarde, se tocaran treinta y tres campanadas en la Real Iglesia de San Pablo, con la finalidad de invitar a los fieles a rezar una oración al Santísimo Cristo de la Expiración, acto de piedad por el que el Prelado concedía cincuenta días de indulgencia. Esta medida supuso una nueva forma de rendir culto y extender la devoción a Nuestro Sagrado Titular, ya que determinaba una fecha y hora concreta para semanalmente ofrecerle una oración.
Con el fin de alcanzar la segunda de las aspiraciones, en el mes de julio de 1927, la Junta de Gobierno presidida por el Marqués de Boil, aprobó abrir una suscripción popular con el objeto de realizar un nuevo paso procesional para el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Silencio. Las aportaciones realizadas por un elevado número de devotos, junto a las llevadas a cabo por empresas, asociaciones e instituciones públicas -como el Excmo. Ayuntamiento de Córdoba o la Excma. Diputación Provincial-, hacen que en el mes de mayo de 1928 ya hubiera sido recaudada la suma a la que ascendía el proyecto. El contrato de ejecución fue suscrito con Guillermo Nieto Guerrero, artesano residente en Sevilla, el día 20 de febrero de 1928, siendo estrenado el nuevo paso procesional en la estación de penitencia del año 1929.
En el mes de mayo de 1930, la Marquesa de Boil hace donación a la corporación, para uso de la Dolorosa, de un extraordinario manto y saya de terciopelo negro, bordados en oro fino por las Religiosas Adoratrices. Es de destacar, que tras el tiempo trascurrido, las referidas piezas no han perdido el uso para el que fueron concebidas, siendo aún el manto y saya de salida que María Santísima del Silencio utiliza en la estación de penitencia.
Así pues, con las medidas episcopales, el nuevo paso procesional y las piezas donadas para el ajuar de la Dolorosa, la Junta de Gobierno alcanzó los objetivos que se había marcado tanto respecto de la estación de penitencia como de los cultos internos, lo que propició, en primer término y de forma indirecta, un aumento significativo en el número de hermanos.
En esta segunda etapa tras la reorganización, la cofradía realiza estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, formando parte de la procesión oficial del Santo Entierro, el Viernes Santo de los años 1927 a 1931, del año 1935 y de los años 1937 a 1941.
En los años 1932, 1933, 1934, y 1936, debido a la situación socio-política que vive el país, la corporación deja de realizar estación de penitencia, si bien, esta circunstancia no supuso el cese de actividad de la hermandad, ya que durante los referidos años mantuvo los actos cultuales internos que reglamentariamente tenía establecidos, es decir, la función mensual en honor a los Sagrados Titulares, solemne quinario al Santísimo Cristo de la Expiración -en tiempo de cuaresma-, y celebración de la Santa Misa, los días 3 de mayo, fiesta de la Invención de la Santa Cruz y 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.
En el año 1942 la Hermandad de la Expiración se ve inmersa en una crisis institucional -en la que ya no influyen directamente factores exógenos-, cuya consecuencia inmediata es que en la Semana Santa de dicho año la cofradía deje de formar parte de la procesión oficial del Santo Entierro. La actividad de la corporación queda nuevamente reducida a la celebración de cultos internos, cuya organización se debe, en gran medida, al esfuerzo desarrollado por las damas camareras, encabezadas por María Rafaela Olivares y Ruiz del Burgo, Marquesa de Boil.
La crisis iniciada en los primeros meses de 1942 culmina en el mes de enero de 1943 con la elección de Pedro Moya Cerezuela como Hermano Mayor de la corporación. El nuevo Hermano Mayor se hace cargo de la hermandad con el propósito de dotarla de una nueva idiosincrasia.
A nivel institucional y como preámbulo de los cambios que se estaban operando, la corporación modifica su título adoptando el de “REAL VENERABLE E ILUSTRE HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN”, antecedente directo del título que ostenta hoy en día.
Desde una perspectiva estrictamente cofrade, el propósito del nuevo Hermano Mayor es restaurar el espíritu de las antiguas cofradías penitenciales de Semana Santa, proyectando al exterior una imagen de AUSTERIDAD Y PENITENCIA.
La estación de penitencia se realizaría en absoluto silencio, manteniendo los componentes del cortejo, durante todo el acto, un orden y compostura ejemplarizantes.
Para llevarlo a cabo se adquieren insignias acordes con la nueva impronta de la cofradía y se adopta un nuevo hábito penitencial, compuesto de túnica negra de cola, cubrerrostro de color negro, cinturón de esparto y alpargata sin calcetín.
Sobre estas bases, la cofradía vuelve a realizar estación de penitencia el Viernes Santo de 1943, si bien ese año, debido a las inclemencias meteorológicas, no lograr salir de la Real Iglesia de San Pablo.
Durante los años 1944 a 1946, la corporación realiza estación de penitencia como tradicionalmente lo venía haciendo, es decir, formando parte de la procesión oficial del Santo Entierro.
En el año 1947, la hermandad alcanza un anhelo histórico, cual es realizar estación de penitencia de forma autónoma, desvinculándose de la procesión oficial del Santo Entierro, no obstante, para conseguir dicho logro, la cofradía tuvo que aceptar el Martes Santo como día fijado para su salida procesional, en detrimento del Viernes Santo, día en el que históricamente la corporación realizaba dicho acto.
Al abandonar la procesión oficial del Santo Entierro, la cofradía deja de realizar estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, discurriendo el cortejo únicamente por el recorrido oficial, que solo incluye varias calles del centro comercial de la ciudad.
En el año 1956 la cofradía adopta un nuevo itinerario para su estación de penitencia, así, tras salir por primera vez a través de la puerta principal de la Real Iglesia de San Pablo y completar la carrera oficial, el cortejo se aleja de las calles del centro comercial, para discurrir por enclaves recoletos, como la plaza de San Miguel, la calle San Zoilo o la plaza de Capuchinos, junto a estos lugares que invitan a la oración, la cofradía transita por otros espacios que en contraste con los anteriores, no ayudan al recogimiento interior, sino que únicamente buscan contribuir a que la Semana Santa de Córdoba alcance un mayor esplendor, como por ejemplo, la escalonada cuesta del Bailío, que la cofradía desciende rodeada de un inmenso gentío. Siguiendo el modelo adoptado en 1956 la cofradía realiza estación de penitencia ininterrumpidamente hasta el año 1961.
En cuanto a los cultos internos, la corporación mantiene el quinario anual que en honor al Santísimo Cristo de la Expiración se celebra en tiempo de cuaresma, el cual se desarrolla en dos sesiones diarias, por la mañana Misa rezada y por la tarde, exposición del Santísimo, rosario, ejercicio del quinario y sermón.
Entre los años 1943 y 1956 la corporación vive una etapa floreciente, prueba de ello es el avance que la hermandad desarrolla a nivel patrimonial, así en el año 1943 se restaura la imagen del Santísimo Cristo de la Expiración, en 1945 Nuestros Sagrados Titulares son trasladados desde el altar donde se les rendía culto en la Real Iglesia de San Pablo a una capilla propia ubicada en la nave de la epístola del citado templo, en 1947 se ejecuta un nuevo paso procesional, realizado en estilo barroco por el artista de Ronda (Málaga), Julio Pajares Vilches -el cual es remodelado en el año 1956 por José Callejón-, y finalmente, en 1949 la comunidad claretiana cede a la corporación unas pequeñas dependencias dentro del convento, con destino a ubicar la secretaría de la hermandad y ser utilizadas asimismo como almacén para guardar enseres.
A partir de 1956 la actividad de la corporación comienza a decrecer, siendo éste un fenómeno que no solamente se observa en la hermandad de la Expiración, sino que a nivel general, va desapareciendo, paulatinamente, el entusiasmo que por las cofradías penitenciales existía en el periodo anterior.
Aunque la Junta de Gobierno se esfuerza en trasladar a los hermanos que es necesaria una intensa cooperación y que ser miembro de la hermandad no puede reducirse a pagar la cuota y vestir la túnica el Martes Santo, este esfuerzo no llega a fructificar, abriéndose un nuevo periodo de crisis que determina que en el año 1962 la cofradía no realice estación de penitencia.
El día 25 de marzo de 1963, Francisco Melguizo Fernández pronunció el pregón de la Semana Santa de Córdoba, en el desarrollo del acto el pregonero expuso la difícil situación en la que se encontraban varías cofradías cordobesas, entre ellas la hermandad de la Expiración, a la par que requería actuaciones que ayudaran a revertir dicha situación.
Respecto de la hermandad de la Expiración, este requerimiento fue atendido, casi de inmediato, por un grupo de jóvenes cofrades encabezados por José Flores Revuelto, quienes se hicieron cargo de la hermandad, anunciando que la cofradía realizaría estación de penitencia el Martes Santo de 1963.
Los actos de la Semana Santa de 1963, no se circunscribirían únicamente al desarrollo de la estación de penitencia, sino que incluyeron un besapié al Santísimo Cristo de la Expiración y Solemne Vía-Crucis, a celebrar respectivamente, el Domingo de Ramos y Lunes Santo de dicho año.
La actividad en los días previos a la Semana Santa se centró en la organización de la estación de penitencia y únicamente la lluvia impidió que la cofradía realizara dicho acto el Martes Santo de 1963.
Tras estos primeros meses de interinidad, en el mes de junio de 1963 es elegido Hermano Mayor de la corporación, José Flores Revuelto, iniciándose en la institución una nueva y larga etapa que se prolonga hasta nuestros días.
Entre las primeras medidas que adopta la Junta de Gobierno surgida de las elecciones, se encuentra el nombramiento de una comisión encargada de dotar a la hermandad de unas nuevas Reglas, las cuales tras su redacción y ratificación por el resto de hermanos, fueron aprobadas por el Vicario General de la Diócesis de Córdoba, Dr. D. Juan Jurado Ruiz, el día 16 de abril de 1966.
Desde 1963 hasta nuestros días, la estación de penitencia se concibe como un acto en el que el hermano puede meditar en privado la Pasión de nuestro señor, los Dolores de su afligidísima Madre o los Misterios del Santo Rosario, se desarrolla en perfecto orden y silencio, sin que los cofrades puedan mirar atrás ni al público que pudiera verlos pasar.
La primera estación de penitencia de esta etapa se desarrolla el Martes Santo de 1964 y presenta como rasgo peculiar una austeridad y recogimiento no conocidos en la Semana Santa de Córdoba, acentuándose el carácter de hermandad de silencio que ya poseía la corporación.
En cuanto al hábito penitencial únicamente presenta una novedad respecto al anteriormente establecido, cual es la sustitución de la alpargata por zapato negro, si bien se matiza que la cola de la túnica se ha de llevar recogida.
Asimismo, en el año 1964 la Junta de Gobierno nombra Hermano de Honor al Seminario Conciliar de San Pelagio, como signo de unión con dicha institución en particular y con la Iglesia Diocesana en general.
En esta etapa se concibe la hermandad como un proyecto colectivo en el que el grueso de los efectivos humanos debe participar en los acuerdos que se tomen y colaborar en el sostenimiento de la misma. Los integrantes de la Junta de Gobierno tienen como principal misión dinamizar esa presencia real del cofrade, puesto que la vitalidad de la corporación depende en gran medida de que esto se consiga.
Asimismo, el hermano de la Expiración debe ser un cristiano auténtico -conforme a las pautas marcadas por el Concilio Vaticano II-, y además de las prácticas religiosas, debe tener un compromiso social con los más necesitados.
Las nuevas directrices tienen como objetivo prioritario lograr una presencia más intensa de los hermanos, especialmente de los jóvenes, en el día a día de la corporación. Se instaura el lema “la hermandad es todo el año”, poniéndose en marcha una serie de NOVEDOSAS INICIATIVAS que intentan establecer un vínculo constante entre la institución y los hermanos.
Contribuye al éxito de lo anteriormente expresado, la creación en 1969 de una publicación periódica donde se informa a los hermanos del día a día de la hermandad, estableciéndose asimismo por esta vía una conexión de enorme interés y trascendencia.
En el año 1968 la Hermandad de la Expiración celebró las bodas de oro de su reorganización, conjugándose en el programa, actos religiosos, como la Santa Misa seguida del canto del Te Deum que el día 3 de marzo de 1968 fue celebrada en la Real Iglesia de San Pablo, junto a actos de compromiso social, como el acompañamiento de ancianos y las comidas que se organizaron en distintos asilos y residencias de la ciudad.
El aspecto patrimonial también tuvo cabida dentro de los actos del L aniversario de la reorganización, estrenándose en dicho año el paso de estilo barroco, en el que actualmente procesionan el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Silencio, obra de Luis Aguilera Bernier.
En diciembre de 1968 y previo expediente de justificación teológica, el Obispado de Córdoba autorizó que a la Dolorosa de la corporación se le rindiera culto bajo el título de “MARÍA SANTÍSIMA DEL SILENCIO”.
Hasta el año 1969 el cortejo procesional está formado por un solo paso en el que van el Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima del Silencio. El Martes Santo de 1970 se estrena el actual paso de palio de la hermandad donde María Santísima del Silencio procesionaría hasta el año 1973.
María Santísima del Silencio fue coronada el día 7 de diciembre de 1970, por el Superior de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, P. Carlos Díaz Muñiz, por delegación del vicario capitular, D. Juan Jurado, al hallarse vacante la sede episcopal. La corona que le fue impuesta, realizada en plata de ley sobredorada, fue ejecutada expresamente para dicha solemnidad por el orfebre cordobés Francisco Díaz Roncero.
La capilla neomudejar de la Real Iglesia de San Pablo, ubicada al pie de la nave de la epístola, es cedida a la hermandad por los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, con el objeto de que en la misma se rindiera culto a Nuestros Sagrados Titulares, tras su restauración y acondicionamiento, dicha capilla fue bendecida el día 8 de diciembre de 1972, por D. Alonso García Molano, Vicario General de la Diócesis de Córdoba, quien en dicho acto destacó la labor de tipo religioso, social y cultural que realizaba la corporación.
A nivel formativo se impartirán cursillos para la juventud, conferencias sobre temática cofrade o clases particulares para estudiantes, estas sesiones formativas se simultanearán con la organización de pregones, competiciones deportivas, o simplemente conversando en los amplios salones que la comunidad claretiana cedió a la hermandad en el año 1972.
Asimismo la hermandad organiza otra serie de actividades cuyo público objetivo no son únicamente los miembros de la institución, sino que van dirigidas a cualquier persona interesada en la Semana Santa, como por ejemplo, el ciclo de conferencias denominado “Los viernes de la Expiración” o el programa de radio “Córdoba Cofradiera” que la corporación patrocinó en Radio Popular.