Reorganización de la Hermandad en la Real Iglesia de San Pablo

Noticia en diario local

En el año 1904 tiene lugar un hito que marcará la futura historia de la hermandad de la Expiración, cual es la llegada de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María a la Real Iglesia de San Pablo, templo que tras su restauración, recuperaron para el culto salvándolo del avanzado estado de ruina en el que se encontraba. La comunidad claretiana movida por el deseo de que en dicho templo fuera objeto de veneración una imagen religiosa que gozara de una fuerte devoción popular, solicitó al rector de la Iglesia de San Francisco y San Eulogio de Córdoba -antiguo convento franciscano de San Pedro el Real-, la entrega del Santísimo Cristo de la Expiración, el rector de la citada iglesia accedió a la petición, y previa autorización episcopal, hizo entrega de la imagen el día 25 de marzo de 1904.

Asimismo en el año 1905, tras una donación recibida, llega a la Real Iglesia de San Pablo la imagen de María Santísima del Silencio -que en la citada fecha recibía culto bajo la advocación de Nuestra Señora de los Dolores-, configurando desde dicho momento junto al Santísimo Cristo de la Expiración la escena del “Stabat Mater” que, tras el transcurso del tiempo, aún podemos admirar tanto en su capilla como en el paso procesional.
María Santísima del Silencio es una imagen de autor anónimo, de estética granadina, tallada en el siglo XVIII, que representa a María abatida por el dolor, inclinando su cabeza y recogiéndose en sí misma.

Desde su llegada a la Real Iglesia de San Pablo, el Santísimo Cristo de la Expiración no deja de ser objeto de culto. Por un lado, la comunidad claretiana, además de celebrar a lo largo del año distintas fiestas en su honor, le dedica un septenario en cuaresma, acto cultual que se iniciaba con el devoto ejercicio de la “Vía Sacra”, seguido de la lectura del septenario y finalizaba con sermón a cargo del predicador, por otro lado, la devoción popular hacia el Crucificado, hizo que la imagen, aún careciendo de cofradía o hermandad debidamente organizada, participara el Viernes Santo de 1918, únicamente acompañada por fieles y devotos, en la procesión oficial del Santo Entierro.

El fervor popular del que gozaban Nuestros Sagrados Titulares motivó que el día 7 DE ABRIL DE 1918 se reorganizara la primitiva cofradía de San Diego y San Acacio, esta vez bajo el título de HERMANDAD DEL SANTÍSIMO CRISTO DE LA EXPIRACIÓN Y MARÍA SANTÍSIMA DE LOS DOLORES, siendo éste el acto constitutivo de nuestra corporación tal cual hoy está configurada.

Este acontecimiento no hubiera tenido lugar sin el impulso de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, encabezados por su Superior, P. Patricio Mediavilla, que quedó nombrado en dicho acto Presidente Honorario.
La primera Junta de Gobierno quedó constituida, además de por el padre superior de la comunidad claretiana, en calidad de Presidente Honorario, por Francisco González como Hermano Mayor; José Guerra, Vicepresidente; Joaquín Roses, Secretario; Arturo Gil, Vicesecretario; Eduardo Toro, Contador; Rafael Acaiñas, Vicecontador; Antonio Dueñas, Tesorero; Luis Delgado, Vicetesorero; y por los Vocales: Rómulo González, Francisco Cea, José Priego, Rafael Morales, Bartolomé González, Fernando Flores y Francisco Díaz.

Una de las primeras decisiones que adoptó la Junta de Gobierno que reorganizó la hermandad, fue instaurar el segundo viernes de cada mes una función mensual en honor al Santísimo Cristo de la Expiración. La primera función se celebró el día 10 de mayo de 1918, con el siguiente desarrollo, por la mañana, Misa en el altar del Santísimo Cristo de la Expiración, y por la tarde, al toque de oraciones, Santo Rosario, Letanía cantada, ejercicio al Señor y canto del Miserere con el que finalizaba el acto.

Los actos cultuales del año de la reorganización se completaron con la Misa que en el altar del Señor se celebró el día 14 de septiembre de 1918, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz.

Del 22 al 26 de marzo de 1919, dentro del tiempo de cuaresma, se celebró el primer quinario que la corporación dedicó al Santísimo Cristo de la Expiración, ocupando la Sagrada Cátedra el P. Patricio Mediavilla.

Un hecho de suma importancia tuvo lugar el VIERNES SANTO DEL AÑO 1919, fecha en la que tras la reorganización y formando parte de la procesión oficial del Santo Entierro, LA COFRADÍA REALIZA SU PRIMERA ESTACIÓN DE PENITENCIA A LA SANTA IGLESIA CATEDRAL.

El hábito penitencial de los cofrades de la Expiración constaba de túnica negra, con cíngulo, cubrerrostro y capa de color morado.

En 1921 el número de hermanos había experimentado un crecimiento exponencial, alcanzando cifras muy elevadas para la época, al mismo tiempo, en estos primeros años, la corporación adquiere una notable presencia social, siendo prueba de ello que fuera invitada, junto a las autoridades y asociaciones más relevantes del momento, a la toma de posesión de Monseñor Adolfo Pérez Muñoz, como Obispo de la Diócesis de Córdoba, acto que tuvo lugar en el Palacio Episcopal el día 7 de noviembre de 1920.

Asimismo en septiembre de 1925 la hermandad participó en los distintos actos que se celebraron con motivo de la visita a Córdoba de Monseñor Antonio Pueyo del Val, Obispo de Pasto (Colombia), que incluyeron recepción en las Casas Consistoriales y velada en su honor. No debemos olvidar que a este Prelado, perteneciente a la congregación de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, se debe la restauración de la Real Iglesia de San Pablo y que al Santísimo Cristo de la Expiración se le rindiera culto en dicho templo.

El calendario de cultos permanece inalterable hasta el inicio del año 1927, manteniéndose la función mensual en honor a Nuestros Sagrados Titulares, el solemne quinario al Santísimo Cristo de la Expiración -en tiempo de cuaresma-, Santa Misa el día 14 de septiembre, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, y a partir del año 1920, Misa el día 3 de mayo, fecha en la que la Iglesia celebra la fiesta de la Invención de la Santa Cruz.

Además de estos cultos propios, la corporación participaba esporádicamente en otros actos externos, como el acompañamiento al Santísimo que realizaba en la procesión organizada por la iglesia parroquial de San Lorenzo, con el fin de que los enfermos e impedidos cumplieran con el Precepto Pascual, o la participación en los ejercicios espirituales que la Comunidad de Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María realizaba en la Real Iglesia de San Pablo.

En cuanto a la estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral, desde el año 1919 al año 1926, la cofradía formó parte el Viernes Santo de la procesión oficial del Santo Entierro, si bien en el año 1922, pocos días antes de la salida, la hermandad tuvo que suspender la estación de penitencia por el mal estado en el que se encontraba su paso procesional.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *