Adiós a Benedicto XVI, humilde trabajador de la viña del Señor

Queridos hermanos:

En este último día del año 2022 nos ha dejado el Papa Benedicto XVI después de una vida
entregada en cuerpo y alma a la Iglesia Católica. A pesar de nuestra tristeza en este momento,
no podemos evitar dar gracias a Dios por habernos regalado la vida de este gran hombre.
No tuvo la popularidad y los baños de masas de su predecesor, ni la simpatía y cercanía de su
sucesor, pero supo guiar al Pueblo de Dios con su enorme sabiduría, proporcionándole la
seguridad y confianza que tanto echamos en falta algunas veces.
Es justo despedirle con las primeras palabras escritas que quiso dirigir a los fieles, de su
Encíclica Deus Charitas Est, que contienen el germen de nuestra vocación cristiana y que
siempre debemos tener presentes:
“Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (Jn 4, 16). Estas
palabras de la Primera carta de Juan expresan con claridad meridiana el corazón de la fe
cristiana: la imagen cristiana de Dios y también la consiguiente imagen del hombre y de su
camino. Además, en este mismo versículo, Juan nos ofrece, por así decir, una formulación
sintética de la existencia cristiana: Nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y
hemos creído en Él… Así puede expresar el cristiano la opción fundamental de su vida. No se
comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una
orientación decisiva”.
Hermanos, que la memoria de sus palabras nos ayude a saber descubrir el Amor entre tanto
ruido y hostilidad que nos rodean, porque así podremos encontrar a Dios.
Descanse en paz.